La alimentación como tratamiento del cáncer

LA ALIMENTACIÓN COMO TRATAMIENTO DEL CÁNCER

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Cuando hablamos de cáncer, lo primero que nos viene a la cabeza es la imagen de la radioterapia, de la cirugía y sobre todo, de la temida quimioterapia.

Sin embargo, la alimentación queda relegada a segundo plano, sin darle la importancia que merece.

Como veremos en este artículo, una adecuada alimentación es parte del tratamiento oncológico e influye directamente tanto en el éxito del mismo, como en el bienestar del paciente.

La alimentación como tratamiento del cáncer

RIESGOS NUTRICIONALES

Los riesgos nutricionales se producen por una alteración de la composición corporal; es decir, la modificación del porcentaje de masa grasa, masa muscular e incluso, de la porción hídrica que compone el cuerpo, Figura 1.

Esta alteración puede provocar o bien un aumento de peso o bien una disminución. La pérdida de peso supone desnutrición y derivar en una caquexia tumoral, pero como también puede ocasionar sarcopenia.

En el momento del diagnóstico, entre un 20% y un 40% de los pacientes ya sufren desnutrición, aumentando hasta un 80% en casos de cáncer avanzado. Además, la desnutrición en su máxima expresión – caquexia tumoral-, está asociada al 20% de muertes por cáncer.

Sin embargo como en muchas enfermedades, el paciente con cáncer  puede alcanzar un estado nutricional óptimo gracias a una alimentación adecuada.

Figura 1: alteración de la composición corporal durante el cáncer.

FACTORES QUE INFLUYEN EN LA ALTERACIÓN DE LA COMPOSICIÓN CORPORAL

Pero, ¿por qué se modifica la composición corporal? ¿Qué provoca este cambio?

Pues bien, son tres los factores que influyen en la alteración de la composición corporal, Figura 2. Si bien parecen independientes, al final vemos que están relacionados por su interacción en el metabolismo, en la fisiología y en el estado del paciente.

  • El propio cáncer: las células tumorales son unas “supercélulas” que consiguen sobrevivir modificando su hábitat en su beneficio. Para conseguirlo, provocan en el cuerpo cambios metabólicos y fisiológicos, que obligan al cuerpo a producir más energía y a sintetizar más tejidos, con el fin de seguir creciendo y evitando que sean destruidas por el propio huésped (nuestro cuerpo).

Además, hay que tener en cuenta la localización del tumor, aquellos que se encuentran a lo largo del aparato gastrointestinal aumentan el riesgo de desnutrición por la interferencia digestiva que provoca (problemas de masticación, oclusiones esofágicas, saciedad precoz, malabsorción…)

  • Los tratamientos: la cirugía, la radioterapia, la quimioterapia… tienen grandes beneficios en la lucha contra el cáncer pero a veces, también provocan efectos no deseados en el paciente.

Algunos reducen la apetencia por los alimentos, provocan diarrea, estreñimiento o vómitos; también pueden ocasionar, lesiones de las mucosas digestivas que impiden comer adecuadamente, e incluso, dar lugar a cambios localizados en el aparato digestivo que dificultan el proceso digestivo.

También hay tratamientos farmacológicos que, al contrario de los anteriores, provocan retención hídrica y aumento del apetito tanto en cantidad como en el tipo de alimentos.

Aunque no todos los tratamientos oncológicos tienen dichos efectos secundarios, aquellos que sí los poseen, pueden alterar el estado nutricional del paciente.

  • El paciente: el estado psicológico puede ayudar o al contrario, puede impedir que una persona se encuentre con ánimo para alimentarse bien. El paciente puede tener depresión, ansiedad, apatía, etc.; situaciones que conllevan a disminuir la ingesta de alimentos. Además, la situación física puede influir en no poder tener una actividad física diaria normal lo que favorece la pérdida de musculatura e, incluso, de apetito.
Figura 2: Factores asociados a los riesgos nutricionales.

LA ALIMENTACIÓN COMO PARTE DEL TRATAMIENTO ONCOLÓGICO

El poder comer bien, el disfrutar de los placeres de la gastronomía y el alimentarse adecuadamente, no es insignificante, es indispensable para vivir, en el sentido más amplio de la palabra VIVIR.  Y para vivir muchos años y con calidad, en cualquier enfermedad, el alimento es una medicina.

Según las necesidades del paciente con cáncer (localización del tumor, efectos secundarios de los tratamientos, otras patologías, edad, sexo, actividad física…), una alimentación adecuada conseguirá:

  • Mantener la masa muscular, evitando la aparición de debilidad.
  • Un sistema inmune en óptimas condiciones, reduciendo la aparición de infecciones.
  • Mejor cicatrización de tejidos, acelerando la recuperación y minimizando complicaciones poscirugía.
  • Favorecer funciones digestivas, desde la propia digestión de alimentos, absorción de nutrientes hasta la eliminación de deshechos.
  • Conseguir mayor tolerancia y efectividad de los tratamientos oncológicos.
  • Mantener una buena calidad de vida del paciente.
  • Mejorar el pronóstico de la enfermedad.

Como ves, la alimentación juega un papel indispensable como parte del tratamiento oncológico.